Capítulo 6. El secreto

Porfirio está de pie junto a mi cama. El sol asoma por la ventana que está abierta de par en par. El abuelo toca con los nudillos en la puerta.

–Me voy a misa, prepárate y luego damos un paseo por el Rastro, ¿te parece bien? –me dice levantando la voz. Le contesto que sí y se marcha. Porfirio se sienta junto a mí en la cama.

-Tengo muchas cosas que contarte. Por ahora bastará con que sepas que en unos años se descubrirá un nuevo planeta en nuestro sistema solar que pondrá al mundo en jaque.

-¿Un nuevo planeta?

–Hay muchos en nuestra galaxia, aún los científicos no han podido confirmarlo, pero en breve determinarán sus órbitas. Se está avanzando en las técnicas para la investigación del universo, y en el futuro se comprobará que existen. Pululan cientos de millones de estrellas en nuestra Vía Láctea, y hay billones de galaxias. Si el Sistema Solar tiene nueve planetas, ¡imagina cuántos puede haber en el universo! Y numerosos aptos para la vida, en Marte la hubo, y eso sin salir de nuestro vecindario.

–Esto no es cierto, ¡¿qué haces aquí en mi habitación, cómo has entrado?!

–Intentamos contactar con la gente, pero esto, ¡no le interesa a nadie!

–Es absurdo... Estoy soñando, ¿verdad?

–Estamos en la tercera fase, la cuarta consiste en un viaje como el que hicimos ayer a Absenta. Será tu secreto, ¿podrás soportarlo?

Pienso en las cosas que he tenido que soportar en mi vida.–Creo que sí, ¿qué secreto?

–El 3666, un nuevo planeta cruzará ante la puerta del Sol, será el inicio de la cuenta atrás.

El teléfono suena. Porfirio sale por la ventana. Me levanto aturdida y contesto, es Mara.

-¿Cómo estás Adriana?

-Creo que me estoy volviendo loca. ¿Podemos vernos esta tarde?

-Claro, chica, quedamos bajo el reloj de Nochevieja.

-¿En la Puerta del Sol?

–Exacto. Estoy deseando verte.

-Y yo a ti, amiga...

–¿Cómo te fuiste sin despedirte de mí? ¡Cuando te vea te voy a dar una!

-Tengo mucho que contarte... He conocido a...

–¿Un príncipe azul?

–Más bien creo que es un sapo.

Mara se ríe y quedamos en vernos a las siete.